domingo, 20 de abril de 2014

HUMANIMALES



Tengo que reconocer que a pesar de mi admiración por el espíritu y de mi profundo respeto por el alma, fijen su residencia donde la fijen. Por la mente, se manifieste ésta, con la libertad que le concedan o no. Y por el cuerpo, se ahogue o flote en el mar de los vicios y las pasiones, siempre me ha atraído esa parte austera, sencilla y sin recovecos que es el instinto. Ese olor a mojado de un pasear por la lluvia, ese latido profundo ante el roce de una piel amiga, ese sabor a vainilla que penetra lentamente por la boca y la nariz y…porque no, ese grito de angustia, sin control, desparramado del adiós o del reproche, ese olvidar la dignidad por hambre, necesidad o carencia…o ese ultimo suspiro que te arranca un segundo de vida para volver a nacer.
Es curioso que una sociedad en la que, hartos de utilizar el instinto sin ningún refinamiento y sin ese brote de naturalidad diferenciadora y que además nos convierte en animales sin razón, volvamos a desenterrar de algún rincón estático, esa preocupación por descubrir que todo, no es mas que una trampa y que nos volvamos, con dos o tres cursos, seres totalmente espirituales. Nos hemos vuelto dañinos para nosotros mismos sin instinto, porque en ocasiones somos portadores de tanto polvo divino, sin vasija de lo humano que hemos dejado de cumplir el ciclo necesario para llegar a ser lo que realmente somos; ocupantes de un espacio y un tiempo cuya misión es disfrutar del lugar y la cantidad a la que llaman existencia.
No quiero nombrar autores, ni obras, ni apuntes, sobre un tema tan traído y tan llevado como el que planteo, porque no quiero decir lo que otros han dicho y otros tantos mas contradijeron. Solo quiero hacer pensar que cuando miramos a la naturaleza, cuando miramos a los otros seres supuestamente inferiores en nuestra evolución, sentimos una especie de nostalgia del animal que fuimos y de su misión tan acorde con su entorno que nosotros no somos capaces de cumplir.
Yo creo que nos estamos olvidando de sentir, porque intuyo que el sentido y el sentimiento, son las pruebas continuas que nos pone cualquier dios para demostrar que sabemos a donde vamos.Estamos saliendonos del camino de nacer por una causa, esa que lleva implícita la tarea de ser grupo y no individuo, para, al final, hundirnos en la soledad de la búsqueda. Nos estamos preocupando demasiado o en ser animales o ser demasiado humanos, sin darnos cuenta, que no podemos rechazar ninguna de las dos funciones. El ser demasiado humanos, nos ha llevado a juzgar en medida, a mermar libertades en nombre de la razón y a marcar con letras escarlatas la bondad de lo simple. Pero el ser animales, nos ha obligado a defender nuestros territorios con aún mayor crueldad que ellos, llenando nuestras madrigueras de violencia y de sangre, nos ha condenado a abusar de nuestros cuerpos sin medida y a convertirnos en una especie tan patética como peligrosa que ha perdido esa forma de vida en conexión con la tierra y con todos los demás círculos de la vida.
No somos mejores que ellos, ni ellos, por su simplicidad, mas auténticos que nosotros. Somos sus herederos, y en nuestro bagaje, llevamos la memoria mas larga del mundo. Recordemos el amor por la luna, la limpieza del agua, el olor de la hierba, la lealtad y el valor. El instinto para conocer la verdad, o la soledad del otro. La sabiduría de un cuerpo hecho a nuestra medida para poder alcanzar otras metas. Y aportemos todo lo demás, como seres espirituales que somos. Pero sigamos sintiendo la llegada de la primavera por la nariz, aunque sea con un clinex, disfrutemos saboreando una uva en cualquiera de sus procesos, presintamos en nuestra sangre las tormentas y hablemos con los ojos como si no conociéramos el idioma. Seamos Instinto… para poder llegar a ser Sentimiento y luego… buscar lo que realmente somos… Luz.
“La razón de que un perro tenga tantos amigos es que mueve la cola y no la lengua.”
(Anónimo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario