viernes, 12 de septiembre de 2014

LA MORFOLOGIA DEL CAOS








Supongamos que el Universo se halla en un estado de máxima entropía, en el que contamos con la existencia de un caos regente. Y que existiendo esa confusión los cambios de estructuras y propiedades después de someterse al tiempo; increíblemente largo, o una pequeña fracción de segundo, acaban produciendo un orden, por casualidad. Supongamos que la sustancia primera fuera negativa, neutrino, origen de todo lo existente, suponiendo también, como no, que esta girara, oscilara y chocara produciendo big bangs, que producirían periodos de expansión y de concentración de la materia. Y puesto que suponer nos lleva al concepto de hipótesis, y la mayoría de nosotros no entendemos la realidad si previamente no pensamos en su hipotético postulado, imaginemos hipotéticamente, que podemos analizar por partes el caos y su posibles efectos.

En el atomismo, la materia es compacta, pero parémonos un segundo en la distinción aristotélica del hilemorfismo y en que todo los seres finitos, compactos o perfusos, corruptibles e incorruptibles tienen una forma determinada. Pensemos que el caos también la tiene. Y que no solo la materia, sino también esa forma tiene multiplicidad, puesto que cada uno de sus trozos a la vez son múltiples y diferentes. Supongamos que todo ello esta regido bajo un orden de partes. ¿Estaríamos hablando entonces de caos?

En el mundo de la religión el caos es la parte oscura del mundo. En nuestras vidas es el desorden. En nuestra mente es la locura. Y en nuestro corazón es el vacío. ¿Pero no estaremos utilizando su nombre en vano?

Las doctrinas gnoseológicas o teorías de la ciencia siempre nos enseñan que sin orden, sin estructura, nada es tangible. Si un cromosoma no está ordenado somos una mutación, si un río lleva demasiada agua, se desborda, si una sociedad carece de organización camina hacia su desaparición. El orden es la ley que rige, supuestamente nuestro mundo y el equilibrio, quien la sostiene. Por eso hablar de caos es hablar de crisis, de retrospección, de falta de crecimiento y de incompatibilidad.

Pero si la vida no es un modelo de reloj, previsible y determinado, por mucho que queramos que así sea. ¿porqué no aceptamos el caos como parte de nuestra existencia?. Toda causa por muy pequeña que sea, al llegar a su efecto, centuplica su tamaño. Y se produce en muchas ocasiones, una consecuencia caótica y sin control que nos asusta. Nos aterra cambiar, trasladarnos, modificar los hábitos…destruir los sistemas, porque ese infierno oscuro y desordenado que nos acecha, que duerme en nuestro interior y que nunca identificamos como una fuerza regeneradora, nos paraliza. Porque el orden puede llegar a tener el poder de la manipulación y de la coerción y así bajo el temor “del todo o el ninguno”, narcotizarnos y llevarnos a un estado de total aceptación y resignación.

Escondido a la sombra de toda creencia, duerme un deseo que es quien le proporciona su intensidad, su persistencia, su razón de ser y de crecer. Y el deseo es la fuerza desordenada que impulsa el equilibrio de la creencia. Solo por lo tanto de ese caótico sentimiento, nace la serenidad de la esperanza y al final de nuestra felicidad interior.

Luego la forma del caos, no es mas que el reflejo de un orden materializado en todo lo que es, y lo que será. Una estructura cambiante. Una energía ilimitada que habita en una tierra de oscuridad…un infierno iluminado.

No tenemos que tener miedo al desequilibrio, cuando la evolución requiere antes de la inestabilidad, de lo irreversible y de dar cabida a los pequeños o grandes acontecimientos inusuales para que se produzca un cambio en las estructuras. Porque hay veces que el equilibrio no es evolutivo y hay que aceptar la inestabilidad como un neutrino a punto de estallar y expandirse.

Como en el mito de Milton y su paraíso perdido, debemos admitir, y mas en los tiempos que nos está tocando padecer, que somos parte oscilante entre la luz y la sombra, que para conquistar estrellas, debemos bajar a los infiernos. Que nuestros cuerpos tienen que doblarse para entrar en los huecos mas pequeños y nuestros ojos limpiarse con las lágrimas para ver mas claros los caminos. Que el tiempo pertenece al misterio de la vida y la vida al misterio de la muerte y que Dios, apenas sabríamos donde se encuentra sino fuera porque siempre deja detrás de él, los restos de un cataclismo.

miércoles, 23 de julio de 2014

LA OTRA PARTE DEL TODO



Quien me lo iba a decir.
Yo, que comí mamut y dibujé en la piedra lo que santificaba en el aire. Que inventé el progreso calentando mi comida y acarreando a los míos por nuevos horizontes. Que miré las estrellas y conté sus pulsos y, que me enamoré de una luna menguante. Que inspeccioné los mares en lo que habitaban dragones y utilice la lógica dentro del mito para lanzarme a un mundo desconocido. Que fundí la teoría con la praxis y un sueño de ciencia dentro de un tubo de vidrio entre las paredes de una cueva. Que pinté el cielo y la dicha de las caras. Que elaboré las notas precisas para que el alma fuera reconocida.
Yo, que sentí el desprecio y la incomprensión, la muerte y, que de mi memoria por defender una idea, quedó lo que se convirtió en la ideología de otros muchos. Que atravesé murallas de fe y dejé prados llenos de sangre. Que vencí la ignorancia a golpe de misterio y entrelacé mensajes de otros mundos inciertos. Que subí para bajar. Que bajé para quedarme. Que memorice poemas que nunca me atreví a escribir y que publique libros contados.
Yo, que no dudé el dar por echo algo sin que se hubiera fabricado. Que medité en las cumbres. Que elabore informes sin dar noticias. Que mandé mis barcos a luchar en la nada y… por nada que hubiera que luchar. Que pacte. Que rompí. Que lloré ante las masas y no fui capaz de hacerlo en mi morada. Que jugué con los números y las letras, me dejaron sentado ante el infinito. Que maduré una forma de vida que luego no fui capaz de vivir.
Yo, que en la distancia muevo corazones, los lleno y los curo. Que manejo países y desprecio aldeas. Que me convierto en todo lo que me aterra y me repugna. Que a solas, me doy cuenta de lo que otros no perciben. Que no se donde está lo que era, si alguna vez lo fui… buscando al que debería de ser. Que elegí el mal camino pues, no había señales. Que no he vuelto sobre mis pasos. Que olvido. Que añoro y que me pierdo, aún teniendo ordenada mi ruta.
Yo, que después de vivir en el mismo recuerdo, ya no tengo otros . Que mis manos persiguen la piel del cariño, y se marchitan sin acariciarla. Que averiguo el final de mi vida sin haberla empezado. Que mantengo la rabia. Que no tengo conciencia cuando estoy consciente. Que mi sueño es leve y mi amanecer cansado. Que no encuentro sonidos de gloria en este infierno de mundo.
Yo, que hasta ahora solo he sido hombre, me revuelvo en la forma de llegar a una meta que no se si es la mía. Una nube de impulso. Una lucha entre una parte de mí y el todo que la forma. Una duda continua que me hace inestable e incoherente con la voz que me grita, pues no puedo encontrar mas respuesta que la de un golpe de viento que me roce los oídos para decirme seguro una mentira.
Quien me iba a mi decir que después de tanta historia. De tanto supuesto crecimiento. De tanto merecer el suelo que me asienta, me iba a convertir en un proyecto. En una prueba sin completar. En una especie dejada a su experiencia que cae y se levanta en sitio equivocado. En un prototipo que tiene que alcanzar su cielo meritorio, sus vidas renacientes, sus actos compensados.
No soy mas que una idea divina convertida en locura, una prueba probable de amor y paciencia que se aleja de su nobleza de nacimiento para crecer en lucha continua por parecer digna. Una luz tapada. Un brillo encerrado. Un brizna de pensamiento. La sucesión de un método falible. Una casualidad que no existe.
Hay un espejo que encierra las sonrisas de aquellos que ríen para dentro, así, que es mejor aceptar la lluvia aunque nos empape y conocer las alas de los ángeles sean negras o doradas, nos golpeen o nos acaricien. No hay marcha atrás, no debe haberla, solo coraje, pues creer y crecer, son palabras que tienen nombre de milagro.

miércoles, 30 de abril de 2014

EL REMEDIO TARDIO




Yo no soy de las hago meditaciones sentada en una posición adecuada oliendo el perfume de una rama de sándalo. Me imagino que muchos de los que ocupan asiento en este mundo tampoco lo son. Y también me imagino que será seguramente, por incapacidad y torpeza, que no por deseo, pues las cosas hay que hacerlas bien, como tienen que ser. Mas, no todos tenemos esa predisposición.

A mi me funciona caminar y, en cada caminata reflexiono, medito, hago mis oraciones y me pido perdón a mi misma, que es la antesala para saber perdonar y... luego, por último, rogar el perdón de los demás.
Pero en muchas de esas meditaciones a ritmo de palos suecos, me aflora el vacío de que no he analizado mi día a día con humildad, que no he meditado con un verdadero silencio interior, que no he rogado por lo realmente importante y, sobre todo, que no me he dado la absolución a mi misma y por lo tanto tampoco a los demás…¿Cómo van pues a disculparme mis faltas aquellos que me quieren, me estiman y conocen?
Y es que en muchas ocasiones una vez que te equivocas, no hay futuro. No hay curación del agravio. No hay penitencia que acabe con el desconsuelo. No hay vuelta atrás. El tiempo es el culpable, porque nada se vive una segunda vez y nada vuelve a ser como fue. Así, no podemos recompensar de caricias y besos a la piel que ya no existe. Ni llenar de gozo el corazón que no late. Ni volver a unir lo que rompimos, por mucho que busquemos los pedazos que lo formaron. Y se que alguien dira que “nunca es tarde”, que “el horizonte está delante” que “los sueños son la puerta a la realidad” frases preciosas y esperanzadoras que todos utilizamos para alentarnos y ayudar a los demás. Bien, pero….

Venimos a aprender, si es que partimos de la base que venimos y que regresamos. Pues, si aterrizamos con ese propósito, ¿de que nos sirve si la mayoría de las veces no podemos zurcir o construir sobre la equivocación y nos marchamos con el peso de las lágrimas de otros, su ruegos no cumplidos, y nuestros pecados sobre ellos? ¿De que vale el remedio tardío, cuando el humillado ya no está para ver nuestro cambio, nuestra llaneza, nuestra suplica hecha penitencia…nuestro amor?

Cuando vivimos el momento, aún cuando estamos atentos y accionamos sabiendo lo que estamos haciendo, nunca somos realmente conscientes de que esa actitud y, esa conducta, se convertirán en algo positivo o por el contrario, en dolor e injusticia. Porque anterior a cualquier acto subyace la duda de hacer lo que pensamos, lo que sentimos, o lo que piensan los demás como inconveniente o incorrecto. Estamos, la mayoría de las veces, empujados a equivocarnos. Sujetos a una dispedagogía heredada que nos hace probablemente volver a equivocarnos y si por suerte nos mantenemos alerta y jamás volvemos a caer en la misma torpeza, quizás ya sea demasiado tarde para la utilidad.

No quiero matar el intento, ni la esperanza, ni la redención. Dios me libre. Pues sin todo ello, el hombre no alcanzaría las cotas de divinidad que en ocasiones alcanza. Solo me pregunto incansablemente si sirve de algo preocuparnos de la preocupación, tenerle miedo al miedo, vivir con conductas de aptitudes y no con actos de actitudes, guiarnos por una cábala o por unos arquetipos que de seguro ni existen y que nosotros nos hemos inventado. Ir de sabios letrados, cronistas meritorios, políticos sin cargo, analistas inquisidores y no darnos cuenta que todo es mucho mas natural y ordinario que, la carga y la etiqueta que nos ponen al nacer, o que nos ganamos con sobresalientes o perdemos con suspensos, si al final no somos nada mas que un… mientras, ya que en un después no hay tiempo. Como en el cuadro de Girodet, que precede este escrito, morimos entre la tierra y el cielo, sin saber si realmente hemos pertenecido a ambos o hemos vivido en la frontera que los separa. Solo podemos intuir, investigar, aprender y suponer, para al final rendirnos al implacable privilegio de la Fe.

Llevamos encima demasiados pecados y pocos perdones y tenemos cientos de asignaturas pendientes y cosas buenas y aún mejores por hacer. Es corta una vida para crear mundos y larga para destruirlos, por eso, ese sabor amargo que queda del poso del recuerdo, esa duda continua del hacer y esa verdad que nunca llega.

Santo Tomas decía que la ley natural no es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios y que por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar…puede, es mas, seguro que tenía razón y así me gustaría que fuera….pero…será que a una, siempre le ha gustado caminar por el valle de la sombras.

lunes, 28 de abril de 2014

LA PALABRA PINTADA

 


Cuando me coloco delante de un cuadro, con mi música, en una sala, empiezo a escuchar el monólogo y la vibración del lienzo hasta que el tiempo se para a mi alrededor. Entonces se produce dentro de mi la magia de olvidarme de todo, incluso de lo mas importante y acabo dando gracias a quien corresponda, por tener el privilegio de hacer lo que estoy haciendo. Tengo otras aficiones, pero esta es la que mas felicidad me produce.

Mas no es solo esa mi pasión por la pintura, sino que mi búsqueda, continua por aquello que nadie quiso explicar, pero si contó, llevando a mirar mas allá de cualquier manifestación comunicativa del hombre, secreta o no, que pueda dejar transcendencia en su obra creadora. Así como en los libros se puede interpretar entre esas líneas, conocimientos, revelaciones y enseñanzas; prohibidas, negadas o puestas para “iniciados” (nunca sabré muy bien el significado de este termino), en los cuadros, para mi, portadas de obras infinitas, se puede apreciar la pasión o negación de su autor, su ideología, misticismo o agnosia, como esa visión de otros mundos oníricos o extrasensoriales, esotéricos, endógenos o simplemente sacrales.

Desde el primer dibujo, persistente en la roca, que nos enseña la vida de un hombre que empezaba a serlo. De un ser, no solamente preocupado por lo que es, sino por su belleza, destreza o fortaleza, la historia se ha despojado de las palabras para contarnos su trashumancia por el tiempo en la piedra, en la pared o en la tela. Descubrir como viajaban, bailaban, cocinaban, luchaban, amaban y morían aquellos que vivían en otras edades, contado a través de la interpretación del autor, que como, si jugara con el futuro, guardó celosamente sus secretos, sus revelaciones y sus mas profundos pensamientos, es un de las aspectos, sin duda para mi, mas hermosos de la pintura; su apasionante narrativa. Podemos admirar los cromados, los difuminados, las profundidades y sus equilibrados volúmenes entre el óvalo, el cuadrado o el rectángulo, podemos reconocer el trazado, la perfección y su luz, pero lo primero que vemos, que escuchamos, es una voz que se adentra en nosotros, es una historia… y el corazón de quien se propuso contarla.

Pero en este caso, quiero aún ir mas allá, mas lejos de lo apreciable, incluso de lo sentido. Pues muchos pintores dejaron su firma, desde el principio de los tiempos, de algo no constatado. De un lenguaje trasmitido, incrustado en el granito o en la madera, lleno de una magia ancestral e infantil en apariencia, que pacientemente pretende decirnos a través de los siglos que ocurra lo que ocurra, se pierda lo que se pierda y muera lo que muera, esa Verdad, persistirá para quien quiera descubrirla.

Desde la pintura rupestre, egipcia, minoica, griega, romana, paleocristiana-bizantina, prehispánica, medieval, gótica, renacentista, manierista, barroca, neoclásica y romántica, los símbolos y las palabras mudas, paridas del silencio del conocimiento, han mostrado su alma y la de sus creadores, a través de los siglos, para dejar al mundo su eterno legado. El trigo símbolo de Ceres, del verano y la abundancia y de la eucaristía mas tarde. La relación de los sexos entre Eros y Thenatos. Los colores panteocráticos, la lechuza, los astros, la tortuga, el espejo, las herramientas del Constructor, las posiciones de los cuerpos… todo un alfabeto hermético a disposición de la lupa estudiosa o del fiel seguidor portador del Misterio, mas poderoso en ocasiones, que el mismo poder.

El arte es la palabra formada entre el silencio de un dios y la pasión de un hombre. Las dos cabezas de un mismo cuerpo enseñando lo oscuro y brillante de su relación, de su comportamiento y de su unión. Esa alquimia hecha obra de un pensamiento mas allá de los límites y la vida cotidiana que nos recuerda que somos obra… pero para obrar. Solo hay que observar y reproducir, soñar y plasmar, vivir y desarrollar, porque toda expresión es un silencio con miles de frases, de notas, de colores, olores y formas. Solo hay que crearlo, traspasarlo y dejar constancia de su orden, porque sin su orden nada es perecedero, y lo eterno, dentro de lo que de anarquía tiene lo eterno, es el orden de todo lo que es.

Gustave Moreau, Matejko, Wiliam Blake, Tiziano, Leonardo, Miguel Angel, El Bosco, Botticelli, Zurbaran, Guirodet, Mantenga, J. J. Gailliard, . Podría llenar paginas de nombres. Pintores que usaron el silencio del arte para hablar de lo trascendente, de la palabra no dicha, del verbo no pronunciado. Y podrían pertenecer a la misma escuela, rendirse ante las mismas formas pictóricas y copiar unos de sus antecesores, pero quizá la mano que mueve las plumas, los cinceles, las batutas y las brochas, está en sincronía con una fuerza conductora que equilibra las sensaciones y las pasiones de un mundo que se rinde ante la belleza y su caos, ante el placer y la muerte, ante la paz y el conflicto, creando puertas que necesitan llaves para acceder a ellas. Un diapasón vibrando en un color único abriéndose en un río de tonalidades y una firma al final indicando el camino de donde se forma la idea y hacia donde se dirige. Palabras pintadas dentro de la nada del sonido, de la pureza y la sencillez de un principio creador misterioso y fascinante. El lenguaje de los dioses.




martes, 22 de abril de 2014

LA FELICIDAD DE LA FE


Hay barreras que son inrrompibles. Paredes que no tienen puertas ni ventanas, pues cuando se levantaron, no se les dio opción a mirar mas allá del latido de un corazón, o la trasmisión de información y de energía entre una causa y un efecto. Y es que la ciencia no pierde su precioso y necesario tiempo en creer y aceptar lo que un pálpito admite, una sensación afirma y un suspiro ve como la verdad de un mundo que toca lo imaginario y lo indemostrable.
Pero hay milagros que rompen los esquemas. Que acaban con las mas concisas tablas periódicas. Y vuelven de un revés, en un derecho, todos los conceptos firmados a la luz de un escáner. Porque cuando eres tocado por esa maravilla, por ese portento de destello inesperado, ya no hay ceguera, ni explicaciones, ni conclusiones erróneas, ni experimentos, ni programas sabiamente elaborados. Pues quien lo ha sentido. Quien ha pasado al reino de la fe por el pórtico de la experiencia, ya no tiene motivo para la duda, ni para la vuelta atrás, ni para el renuncio, pues dicen que quien llega a ver la cara de un dios, nunca ya vuelve a ser el mismo.
Y entonces todo lo construido se derrumba y de detractor te conviertes en el arquitecto de tu propio mundo interior en armonía con lo que estaba en tu antigua morada y no te importa abandonar tus hábitos, tus verdades y tu vida guiada, pues empiezas a saber sin ser enseñado y no intentas ser maestro de lo aprendido. Y caminas...solo caminas.
Mas... aún y a pesar de tal prodigio y de que tal claridad te abre los ojos y la forma de ver cualquier paisaje, hay algunos que somos tan humanos, tan cobardes y llenos de temores que tenemos la luz de sol delante y nos cegamos por mirarle de frente y cuando debíamos de cerrar nuestros ojos para sentir solamente su calor.

Quizás es la fe la que te elige. Quizás no necesita de comprobaciones y su único secreto es que es inherente a nuestra propia condición. ... a condición de dejar de ser lo que somos para empezar a ser lo que queremos ser. Simplemente felices.

domingo, 20 de abril de 2014

HUMANIMALES



Tengo que reconocer que a pesar de mi admiración por el espíritu y de mi profundo respeto por el alma, fijen su residencia donde la fijen. Por la mente, se manifieste ésta, con la libertad que le concedan o no. Y por el cuerpo, se ahogue o flote en el mar de los vicios y las pasiones, siempre me ha atraído esa parte austera, sencilla y sin recovecos que es el instinto. Ese olor a mojado de un pasear por la lluvia, ese latido profundo ante el roce de una piel amiga, ese sabor a vainilla que penetra lentamente por la boca y la nariz y…porque no, ese grito de angustia, sin control, desparramado del adiós o del reproche, ese olvidar la dignidad por hambre, necesidad o carencia…o ese ultimo suspiro que te arranca un segundo de vida para volver a nacer.
Es curioso que una sociedad en la que, hartos de utilizar el instinto sin ningún refinamiento y sin ese brote de naturalidad diferenciadora y que además nos convierte en animales sin razón, volvamos a desenterrar de algún rincón estático, esa preocupación por descubrir que todo, no es mas que una trampa y que nos volvamos, con dos o tres cursos, seres totalmente espirituales. Nos hemos vuelto dañinos para nosotros mismos sin instinto, porque en ocasiones somos portadores de tanto polvo divino, sin vasija de lo humano que hemos dejado de cumplir el ciclo necesario para llegar a ser lo que realmente somos; ocupantes de un espacio y un tiempo cuya misión es disfrutar del lugar y la cantidad a la que llaman existencia.
No quiero nombrar autores, ni obras, ni apuntes, sobre un tema tan traído y tan llevado como el que planteo, porque no quiero decir lo que otros han dicho y otros tantos mas contradijeron. Solo quiero hacer pensar que cuando miramos a la naturaleza, cuando miramos a los otros seres supuestamente inferiores en nuestra evolución, sentimos una especie de nostalgia del animal que fuimos y de su misión tan acorde con su entorno que nosotros no somos capaces de cumplir.
Yo creo que nos estamos olvidando de sentir, porque intuyo que el sentido y el sentimiento, son las pruebas continuas que nos pone cualquier dios para demostrar que sabemos a donde vamos.Estamos saliendonos del camino de nacer por una causa, esa que lleva implícita la tarea de ser grupo y no individuo, para, al final, hundirnos en la soledad de la búsqueda. Nos estamos preocupando demasiado o en ser animales o ser demasiado humanos, sin darnos cuenta, que no podemos rechazar ninguna de las dos funciones. El ser demasiado humanos, nos ha llevado a juzgar en medida, a mermar libertades en nombre de la razón y a marcar con letras escarlatas la bondad de lo simple. Pero el ser animales, nos ha obligado a defender nuestros territorios con aún mayor crueldad que ellos, llenando nuestras madrigueras de violencia y de sangre, nos ha condenado a abusar de nuestros cuerpos sin medida y a convertirnos en una especie tan patética como peligrosa que ha perdido esa forma de vida en conexión con la tierra y con todos los demás círculos de la vida.
No somos mejores que ellos, ni ellos, por su simplicidad, mas auténticos que nosotros. Somos sus herederos, y en nuestro bagaje, llevamos la memoria mas larga del mundo. Recordemos el amor por la luna, la limpieza del agua, el olor de la hierba, la lealtad y el valor. El instinto para conocer la verdad, o la soledad del otro. La sabiduría de un cuerpo hecho a nuestra medida para poder alcanzar otras metas. Y aportemos todo lo demás, como seres espirituales que somos. Pero sigamos sintiendo la llegada de la primavera por la nariz, aunque sea con un clinex, disfrutemos saboreando una uva en cualquiera de sus procesos, presintamos en nuestra sangre las tormentas y hablemos con los ojos como si no conociéramos el idioma. Seamos Instinto… para poder llegar a ser Sentimiento y luego… buscar lo que realmente somos… Luz.
“La razón de que un perro tenga tantos amigos es que mueve la cola y no la lengua.”
(Anónimo)

domingo, 6 de abril de 2014

LOS ANTES Y LOS DESPUES


  Hay vidas que cruzan el paisaje por planicies y estepas extensas, sin túneles, sin curvas...sin subidas y bajadas. Son las menos. Pero hay otras, muchas otras, como la mía, en las que en el viaje se caen por precipicios quedando mal heridas. O toman caminos que nunca tuvieron que tomar...o simplemente, un destino primario y salvaje, como un traje hecho a medida, se les ajusta para dejarlas mirando hacia el lugar de donde partieron. Y... para volver a mirar hacia el horizonte, necesitan el cariño de los que las rodean, cambiar de medio de transporte y echarle mucho coraje y realismo a la ruta establecida. Pero que se den las tres premisas no es fácil, no siempre se encuentra gente que te quiera, ni constancia...ni lugar donde empezar de nuevo,por eso, cuando las tres suertes se mezclan formando un futuro, lo de recibo, es darle las gracias a algún dios y tirar por el camino que se te ponga delante. Sin elecciones, sin remilgos...sin razones. Solo corazón...y a la marcha de su constante latido.
Espero que este lugar entienda mi bizarra batalla contra mi misma y me acoja en la serenidad de su hueco como el abrazo de unos padres. Espero contar con otros suspiros, con otras sonrisas y que sea una casa de agradables encuentros. Por que ya no tengo piernas para correr tras de sueños, ni alma para creerme que existen.